Segura
Segura, en Guipúzcoa, me dejó gratamente impresionado.
La población no es grande y curiosamente conserva las mismas proporciones que tuvo en el pasado, pareciera que el avance destructor del progreso no hubiera llegado hasta aquí, o al menos lo hubiera hecho en menor manera, de una forma más respetuosa, como rindiendo pleitesía a la antigua hidalguía de sus piedras.
La parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción es de estupenda fábrica, gótica del s. XIV, de tres naves. Sumamente agradable resulta ver, al lado del pórtico de la iglesia, el cuidado frontón en el que frecuentemente los pelotaris medirán sus habilidades.
Esta vez me llevaron hasta allí mis ancestros Picasarri, Arrúe y Alcíbar-Jáuregui, siendo yo chozno de Dª Josefa Ignacia de Arrúe y Picasarri, nacida en la villa de Segura el 19 de agosto de 1800 y que se estableciera en Buenos Aires con su tío el presbítero D. José Antonio Picasarri.
El abuelo materno de Dª Josefa, el segurarra D. Xavier Ventura de Picasarri había sido tesorero de su villa natal. Su abuelo paterno, D. Francisco Ignacio de Arrúe, señor del mayorazgo de Arrúe, había sido propietario del magnífico palacio que se encuentra en la parte más alta de la villa, en el sitio más destacado. La mujer de este último, Dª María Francisca de Alcíbar-Jáuregui, que era natural de Azcoitia y su padre era el señor de los mayorazgos de Alcíbar-Jáuregui, Salogüen, Amilibia y Basauri, y su madre lo era del de Acharán, también hundía sus raíces en la villa de Segura, ya que el mayorazgo de Alcíbar-Jáuregui había sido fundado sobre el palacio de Jáuregui y la obra pía instituida en la fundación del mayorazgo y establecida en la impactante Casa Ardixarra, ambas en Segura.
El palacio de Arrúe data de principios de s. XVI, con dos pisos realizados en ladrillo, de estilo mudéjar, en la reconstrucción que siguió al incendio de la villa en 1645 y que constituyen una de las pocas muestras de este estilo existentes en Guipúzcoa. El palacio de Jáuregui, edificado hacia 1615 es de estilo barroco, con su fachada labrada en piedra de sillería; y su lindante Casa Ardixarra, el edificio más antiguo de Guipúzcoa, representa para quien la contempla un momentáneo viaje a la época medieval.
Bajo el amparo de D. Pedro Ignacio Picasarri, deán de la catedral porteña, vivieron también en Buenos Aires sus sobrinos José Antonio y Josefa Teresa Picasarri, hijos de su hermano D. Xavier Ventura de Picasarri. Josefa Teresa se casó con José Joaquín Esnaola, natural de Albistur, y juntos engendraron a Juan Pedro Esnaola, quien fue el autor del arreglo musical del Himno Nacional Argentino, para que sonara como hoy se lo conoce. José Antonio no adhirió la Revolución de Mayo y no adoptó la ciudadanía de las Provincias Unidas, por lo que marchó a España y posteriormente a París para que su sobrino, Juan Pedro Esnaola, cursara allí estudios de conservatorio. Por entonces le confiaron a su sobrina Josefa Ignacia de Arrúe, que se encontraba huérfana desde los 16 años. Con la Ley de Olvido dictada en Buenos Aires, José Antonio Picasarri volvió a Buenos Aires con sus dos sobrinos.